Un problema y millones de afectados
Sin decisiones de compra responsables, el consumo de pescado y marisco continuará teniendo efectos negativos sobre la conservación de las poblaciones de peces, sus hábitats y las personas que dependen de los recursos procedentes de nuestros océanos, muy especialmente en los países en vías de desarrollo.
Si pensamos en alguna receta tradicional de pescado de nuestra cocina, o en un menú de nuestro restaurante favorito o en una delicia culinaria de actualidad como el sushi; sería muy difícil imaginar nuestra existencia sin el pescado. Y esto es más cierto en un país como España, donde el pescado y el marisco forman parte de nuestra cultura gastronómica, tanto en el Mediterráneo, como en la costa atlántica o en Canarias.
Por su parte, la demanda mundial de pescado y marisco sigue aumentando año a año. La OCDE-FAO (2012) estiman que el consumo crecería un 0,3% al año, incluso con un aumento de los precios de un 43%, en el periodo 2012-2021.
En promedio cada persona consume 19,7 kg[1] de pescado al año, teniendo en cuenta los valores medios globales, lo que de hecho supone casi el doble que hace 50 años. Si nos fijamos en países como el nuestro, con gran tradición cultural, el consumo es mucho más alto alcanzando 26,4 [2] kg, considerando únicamente el consumo en hogares.
Consumo medio global de pescado:[3]
1960: 9,9kg per cápita.
2014: 20 kg per cápita.
Las flotas pesqueras y las instalaciones de acuicultura, cada vez más grandes y tecnificadas, intentan satisfacer esta demanda creciente , pero no son pocas las consecuencias. De hecho según el informe que publica anualmente la organización New Economics Foundation, España alcanzó en 2016 su día de dependencia de pescado el 10 de mayo, lo que significa que, si se considerara que el total de capturas realizadas en aguas españolas empezase a consumirse de forma continua desde el comienzo del año, dejó de consumir pescado propio en esa fecha y empezó a depender de las exportaciones para suministrar proteína de origen marino a su población. En este año, se llegó a esta situación un día antes que el año anterior.
La antiguamente considerada infinitud del océano ha mostrado ser justo lo contrario: finita. Por lo menos con respecto a las poblaciones de peces. Hoy en día la flota pesquera mundial es 2 o 3 veces más grande que lo que los océanos pueden soportar de manera sostenible. Hoy, las poblaciones de peces se encuentran bajo una presión considerable, con un 31,4% clasificada como sobreexplotada y más del 58.1% como plenamente explotada y sin posibilidad de aumentar las capturas (FAO 2016) [4] .La situación es especialmente grave en mares como el Mediterráneo, donde más del 90% de las pesquerías evaluadas están sobre-explotadas.
Un problema adicional en el camino hacia una pesca sostenible es la pesca ilegal, no regulada o no controlada. Igualmente, la pesca destructiva, los descartes o la captura accidental de especies no deseadas ejercen una presión extra sobre los mares que desequilibra el ecosistema marino.
Además de peces y otros habitantes del mar, también sufren esta situación las personas que necesitan con urgencia de este recurso para su sustento. El pescado proporciona los requerimientos diarios de proteínas a tres mil millones de personas en el mundo y representa el 20% de la ingesta de proteína animal. El pescado y el marisco son una fuente de proteína esencial y asequible, especialmente en los países en desarrollo (por ejemplo, Bangladesh, Camboya, Ghana, Indonesia, Sierra Leona y Sri Lanka) donde pueden contribuir al 50% de la ingesta de proteína animal [5] .
Al mismo tiempo, pescados y mariscos aseguran la forma de vida a aproximadamente 800 millones de personas que viven de la pesca o de la producción de pescado y las industrias relacionadas [6] .
La sostenibilidad de las pesquerías es importante para nosotros, aquí en Europa, pero especialmente para las personas en los países en desarrollo. El 60% de pescados y mariscos comercializado a nivel mundial proviene de países en desarrollo [7].
La buena noticia es que todos podemos contribuir a resolver el problema. A través de nuestro comportamiento de consumo responsable y de la pesca sostenible, influimos directamente en las decisiones tomadas por el sector minorista y grandes superficies sobre la gama de productos pesqueros que ofrecen. Y también influimos en lo que ocurre en nuestros océanos, favoreciendo métodos de producción de la industria pesquera y la acuicultura más sostenibles.
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[1] FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations). El Estado Mundial de la Pesca y Acuicultura 2016. Rome. Page 81. http://www.fao.org/3/a-i5555s.pdf
[2] Informe del Consumo Alimentario en España 2014 . Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA). Page 55. http://www.magrama.gob.es/es/alimentacion/temas/consumo-y-comercializacion-y-distribucion-alimentaria/informeconsumoalimentacion2014_tcm7-382148.pdf
[3] FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations). El Estado Mundial de la Pesca y Acuicultura 2016. Rome. Page 81. http://www.fao.org/3/a-i5555s.pdf
[4] FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations). El Estado Mundial de la Pesca y Acuicultura 2016. Rome. Page 14. http://www.fao.org/3/a-i5555s.pdf
[5] FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations). El Estado Mundial de la Pesca y Acuicultura 2016. Rome. Page 81. http://www.fao.org/3/a-i5555s.pdf
[6] HLPE, 2014. Sustainable fisheries and aquaculture for food security and nutrition. A report by the High Level Panel of Experts on Food Security and Nutrition of the Committee on World Food Security, Rome 2014. Page 34. http://www.fao.org/3/a-i3844e.pdf
[7] Food and Agriculture Organization of the United Nations (FA). World fish trade to set new records. Bergen/Rome 2015. http://www.fao.org/news/story/en/item/214442/icode/
Consumo medio mundial de pescado [2]
- 9,9 kg de pescado fueron consumidos por persona en 1960
- 20 kg de pescado fueron consumidos por persona en 2014